El umpire criollo experimentará su primera zafra en Triple A y le nacerá su segunda hija
Hace once años la vida del umpire venezolano David Arrieta cambió por completo, pues el nacimiento de su hija Claudia Asmilia hizo que este zuliano empezara a ver la vida de otro modo, ese que somete hasta al más guapo… El dicha de ser padre.
Arrieta, que para aquella ocasión era un novato que debutaba en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), supo manejar la situación y dividir sus responsabilidades dentro del campo con su familia. Sin embargo, el destino se encargó de irle poniendo cada vez más obstáculos para ver de qué estaba hecho.
Años más tardes, con su contratación para seguir impartiendo orden en Ligas Menores, este marabino tuvo que sacrificar tiempo y alejarse de su familia, al menos durante un periplo de seis meses cada año aproximadamente, en el que arbitraba en las sucursales inferiores de la gran carpa.
En los últimos seis cumpleaños de Claudia, su padre ha sido el principal ausente de la fiesta, todo por la única razón y búsqueda de un sueño personal que se trazó cuando comenzó en el arbitraje: Ser un umpire establecido de Grandes Ligas.
“Lágrimas de despedida se mezclan con miradas de orgullo y apoyo, miradas que te dicen que todo saldrá bien”, expresó el juez sobre cada vez que tiene que despedirse de su familia.
Quizás todas estas pruebas eran la preparación para el siguiente grado, ya que el umpire de 37 años está contando las horas para que nazca la nueva miembro de la familia, Emilia Canelly. Pero la felicidad no será plena porque a los pocos días de que nazca su hija, tendrá que partir a Estados Unidos a cumplir con el ascenso que obtuvo recientemente que lo catapulta de manera directa a la Liga de la Costa del Pacífico, filial Triple A y último peldaño de las mayores.
David Arrieta.
“Uno de los requisitos indispensable para ser umpire de ligas menores es saber que estarás lejos de casa por un tiempo prudencial, personalmente creo que es el requisito más fuerte de todos… Asumo la noticia del ascenso con tranquilidad y satisfacción, pues estoy más cerca de alcanzar mi meta”, soltó.
Arrieta, que al igual que la mayoría de los umpires criollos, siempre sale al terreno de juego como si estuviese en una Serie Mundial, ha conseguido así, la fórmula que le ha garantizado el éxito y no la piensa modificar, aún cuando sabe que la evaluación ahora será más punzante, pues será custodiado por ex colegas que permanecieron al staff de las Grandes Ligas.
EN LA MISMA LÍNEA
Con una amplia experiencia en la LVBP, aunado a que forma parte de los instructores de la Academia Venezuelan Umpire Camp, este venezolano sigue con pasos firme el trazado que marcaron en el camino Manny González, y más recientemente, Carlos Torres, quienes forman parte de la legión criolla que representa al país en el mejor beisbol del mundo,
“Ellos han sido clave para el crecimiento de todos los umpires venezolanos, razón que ha conllevado a que hoy seamos, después de Estados Unidos, el segundo país mayor exportador de árbitros”, arrojó.
Pero para el triunfo que hoy gozan Torres y González, hay que admitir que hubo unos predecesores que guiaron el camino no solo de estos dos, sino, de otras generaciones, entre ellas, la de David. “Los señores Jairo Martínez, Henry León y el propio Miguel Hernández, quien hoy dirige Venezuelan Umpire Camp, también forman parte de todo lo que hoy soy”, sentenció vía telefónica.
Texto: Juan Carlos Villamizar